Modelo de persona

El Modelo de persona que deseamos formar y su desglose en impactos

Situamos el centro de nuestra tarea educativa y nos comprometemos con este MODELO DE PERSONA QUE QUEREMOS EDUCAR y que llevaremos a la práctica en todas nuestras iniciativas y espacios de aprendizaje.

De esta manera, la persona que formemos desde nuestro proyecto educativo tendrá estos 7 rasgos:


Persona realista y espiritual

Es aquella que se conoce a sí misma y mantiene un consistente conocimiento y experiencia de la sociedad y de sus desequilibrios. Se siente llamada a mirar el mundo, la realidad, con los ojos de Dios, descubriendo la bondad y la belleza de la creación y de las personas; pero también los lugares de dolor, miseria e injusticia. De esa contemplación surgirá el agradecimiento y de él el deseo de comprometerse a ser agente de cambio y trascender.


Persona que interactúa con la realidad

Es aquella que, contando con una formación académica que le permite conocer con rigor los avances de la ciencia y de la tecnología, plantea y resuelve problemas; es decir, se involucra con la vida, aprende de ella y la transforma. Para ello ha desarrollado habilidades cognitivas, socio-afectivas y espirituales que son necesarias para su realización humana y profesional.


Persona creativa

Es aquella que se asombra, hace preguntas, es flexible y así forma parte de un mundo cambiante y diverso. Se prepara para él sabiendo que para ello deberá aprender durante toda su existencia. Y participa de él creando un proyecto de vida para los demás y con los demás.


Persona justa y solidaria

Es aquella que abre su corazón para adherirse al sufrimiento que otros viven, apoyándolos especialmente en situaciones difíciles. Para ello, conoce y hace amistad con los pobres y marginados[1].

La experiencia es una condición necesaria pero no es suficiente, pues, además, la persona justa y solidaria tiene que reflexionar sobre esta experiencia, reconociendo el valor de la persona humana como fin en sí misma, sin instrumentalizarla.


[1] P. Peter McVerry, S.I. en SJ Educatio (2015). La excelencia humana.


Persona emotiva y con esperanza

Es aquella que confía en sí misma, en las comunidades de la que forma parte (familia, amigos, escuela y otras formas de asociación), en el mundo y en la acción de Dios, de tal manera que actúa contextualizada "como si todo dependiera de ella, sabiendo que todo depende de Dios"[1].

Construye relaciones interpersonales satisfactorias y su trato demuestra alegría y buen humor.


[1] Ribadeneira, P. (1863). Vida de san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.


Persona involucrada y cooperativa

Es aquella de acción valerosa pues se empeña honestamente en la acción sobre sí misma y sobre el mundo, junto con otros.

Lleva adelante un compromiso ecológico para la reconciliación y sanación de la tierra, junto con un compromiso hacia la justicia social[1], que son necesidades urgentes, en la medida en que afectan a todas las personas del planeta.


[1] El P. Patxi Álvarez, S.I. menciona “Creo que la especificidad ignaciana y jesuita en el campo social deriva hoy de la llamada de nuestra misión a ‘promover la justicia’. Esa promoción de la justicia tiene raíces ignacianas profundas, que marcan un estilo y señalan algunos componentes” y propone un esquema de 5 pasos como proceso de promoción de la justicia: Acompañar, Servir, Reflexionar (investigar), Sensibilizar e Incidir (defensa-advocacy).


Persona abierta al mundo y en movimiento

Es aquella que, discerniendo las necesidades más urgentes de los tiempos, encuentra maneras de servir tan ricas y tan profundas como sus maneras de amar. Por ello, evoluciona desde sentimientos de caridad y compasión hacia un sentido de justicia y solidaridad, que favorezcan su contribución a cambiar las estructuras sociales injustas del mundo en el que vive.


Impactos de nuestro Modelo de Persona

Somos conscientes que para llevar a cabo esta transformación educativa, centrada en el Modelo de persona, hemos de formular y definir impactos que nos permitan observar, valorar y evaluar periódicamente la evolución de los comportamientos, comprensiones y marcos mentales de nuestros estudiantes.


Impacto de comportamiento: cambio en la manera de actuar del estudiante, sin que cambie su forma de pensar ni de ver la situación. Se manifiesta en el cambio de comportamiento y tiene como consecuencia un cambio contextual.


Impacto de comprensión: cambio en la forma de actuar y resolver la situación porque el estudiante ha adquirido unos aprendizajes que le permiten justificar y argumentar. Se manifiesta en el cambio de comportamiento con capacidad de argumentar el porqué y tiene como consecuencia un cambio de comportamiento en contextos similares y relativamente permanentes.


Impacto de marco mental: el estudiante ve la situación concreta, así como otras situaciones desde otra perspectiva (nuevos lentes) y en consecuencia actúa y argumenta. Se manifiesta en el cambio de comportamiento y de argumentos porque cambia su manera de entender el mundo y tiene como consecuencia un cambio de comportamiento generalizado y permanente.