Sentido del cambio
Nuestro enfoque y sentido del cambio
Nosotros, educadoras y educadores ignacianos de la RUEI, laicos y jesuitas que trabajamos en el Ecuador, hemos emprendido la transformación de nuestros centros educativos. Lo hacemos en continuidad histórica con la herencia formativa recibida de san Ignacio de Loyola y desarrollada en todo el mundo a través de casi cinco siglos por la Compañía de Jesús, a la vez que comprometidos con la innovación que estamos llamados a llevar adelante en nosotros mismos y en nuestras instituciones para ser coherentes con nuestro carisma.
Aquella intuición de que “todo el bien del mundo depende de la buena formación de la juventud” está latente en nosotros y por ello queremos enfocar nuestra mirada de este proceso de transformación en la PERSONA, como centro y sujeto de nuestra misión, pues es ella la que transforma la REALIDAD.
Estamos conscientes del mundo que tendrán que afrontar nuestros estudiantes: competitivo y digitalizado; de relaciones líquidas y global; con nuevas formas de espiritualidad y causas humanitarias; con grandes desequilibrios ecológicos (sociales, políticos, económicos y naturales); rápido y convulso; con muchos avances en las ciencias, de tal forma que muchos males de la humanidad podrían estar resueltos…
Nuestra transformación educativa tiene razón de ser y sentido en el aporte que podemos hacer a la transformación del mundo en el que vivimos. Un mundo en donde todas y cada una de las personas vivan con la dignidad propia que le es inherente: reconciliadas consigo mismas, con las demás, con la naturaleza y con Dios que nos ha dado a la creación como casa común y lugar de realización.
Por ello, nos sentimos llamados a colaborar en la formación integral de esa PERSONA, de manera que sea Consciente, Competente, Compasiva y Comprometida; transformando nuestras prácticas y alineando nuestro modo de proceder de forma que podamos “servir mejor” en este ministerio educativo al que hemos sido convocados.